Wednesday 24 August 2011

Liberacion de Hijos de Gadafi y Libia/ Kadafi na lona?/ Incertezas na Líbia



Análisis Global








Columnas que examinan las principales notas de la coyuntura mundial por Isaac Bigio, quien proviene de la London School of Economics y es articulista de varios diarios iberoamericanos.
Londres, 23 Agosto del 2011.
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Caricatures of Muammar Gaddafi

INDEX:
Español/  La ‘liberación’ de los hijos de Gadafi y los ‘liberadores’ de Libia
Português/ Kadafi na lona?/  Incertezas na Líbia



La ‘liberación’ de los hijos de Gadafi y los ‘liberadores’ de Libia

Nuevos reportes sostienen que los rebeldes han entrado a la fortaleza militar de Gadafi pero sin haberla tomado plenamente o  dado con él o con sus familiares. Esto, si bien es cierto que va a dar a los aliados de la OTAN un golpe psicológico, aún una parte significativa del país sigue combatiendo junto al dictador, quien puede propinar nuevas sorpresas.

La aparición en público de Said Gadafi, el supuesto principal líder capturado por los rebeldes pro-OTAN, cuestiona varias de las aseveraciones hechas por los rebeldes  y evidencia que ésta es una guerra de propaganda llena de mitos.


El lunes 22 los informes que hacían circular los principales medios del mundo era que al menos un 90% de la capital libia había caído rápidamente en manos de los insurgentes quienes, a su vez, habían capturado a los 3 hijos mayores de Gadafi (Muhammad, Said al Islam y al Saadi) y desarticulado a la principal, más leal y mejor entrenada y armada brigada del régimen dirigida por Khamis,  el último varón de Gadafi, encargada de proteger a Trípoli.
Sin embargo, ninguno de esos supuestos capturados fue mostrado en videos o fotos. Luego, los rebeldes aceptaron que Muhammad se les escapó de ser cogido y en la noche del lunes Said al-Islam Gadafi (considerado el brazo derecho del padre) apareció ante periodistas en medio de la calle con un polo, sin casco o chaleco antibalas y dando la mano a todos los que se pasaban a saludarle avergonzando tanto a los ‘rebeldes’ como a la Corte Internacional de La Haya.
Igualmente, los propios medios occidentales que mostraban un inicial optimismo ante una pronta caída de Gadafi, ahora reconocen que las fuerzas leales al dictador vienen emboscando a los insurgentes y han sido capaces de lanzar algunos misiles. La conclusión que sacan varios de éstos es que la situación no es clara.
Lo acontecido con Said al Islam Gadafi (a quien toda la prensa daba por capturado y pronto a ser juzgado por crímenes de guerra ya sea por los ‘rebeldes’ o por la Corte Penal de la Haya) muestra cuán difíciles son de creer a las distintos partes del conflicto.
De allí que todo observador independiente debe mantener una actitud muy crítica ante los distintos informes que se reciben.
Al momento de escribir estas líneas los cables sostienen que los rebeldes vienen combatiendo en el ‘Pentágono’ de Gadafi (cuya eventual toma pudiese ser u indicativo del fin de Gadafi) y alertan que él pudiese revelar una acción inesperada brutal final (incluyendo utilizar armas letales que en su momento pudo tener). Todo ello, como hemos dicho, debe ser examinado con cuidado.


¿Trampa en Trípoli?

La mayoría de los medios internacionales han querido pintar la imagen de que en Trípoli hay un levantamiento juvenil y popular que está desintegrando a un régimen que es descrito como una tiranía que dura 42 años.
Los hechos muestran un panorama más complicado. Said al-Islam afirma que los aliados de la OTAN cayeron en una trampa de ratas (como así suelen denominar a sus enemigos) al llevarlos a pelear en Trípoli. Allí sus fuerzas  les vienen emboscando y cortando sus líneas de abastecimiento.
Ese tipo de táctica ya se ha dado antes en Irak o Somalia donde los oponentes de la OTAN dejan que los soldados ligados a ésta entren a metrópolis que ellos controlaban para darles un combate casa por casa o calle por calle utilizando francotiradores o trampas al mismo tiempo que los aviones no pueden bombardearles mucho bajo riesgo de crear muchas bajas civiles y con ello perder legitimidad en manos de los ‘anti-yanquis’.
Lo que viene pasando en Trípoli muestra que ni es cierto lo que siempre ha dicho Gadafi (que su pueblo lo ama) ni lo que dicen sus ex ministros quienes ahora lideran el gobierno transitorio (que el pueblo se iba a levantar en Trípoli para saludar a sus liberadores).
Tras casi medio año de guerra civil y de intensos bombardeos por parte de EEUU y sus aliados, Gadafi viene resistiendo en su capital meses y no semanas como pasó con los talibanes o Saddam Hussein. Es indudable que él aún concita apoyo en varios sectores populares, quienes en sus 42 años gozaron de pasar de ser una de las naciones más pobres del mundo a una de las menos pobres y desiguales de África, y a tener un mejor nivel de vida y educación que durante la autocrática monarquía de Idris (1951-69), cuya bandera e himno son los emblemas de los rebeldes.
Parte de la prensa internacional quiere mostrar una simplista disputa entre un tirano aislado y un levantamiento popular pro-democracia.



¿Democracia vs dictadura?

Hasta el 28 de julio el comandante en jefe de las fuerzas armadas rebeldes era el general Abdul Fatah Younis, quien llegó a ser el número dos de Gadafi, a quien acompañó desde su golpe el 1 de septiembre de 1969 hasta el 22 de febrero en que dimitió del cargo de ministro de defensa.
Él, quien ha estado involucrado en todos los horrores que se le atribuyen al régimen contra sus opositores, fue asesinado presumiblemente por otros rebeldes que se quisieron vengar de la represión que éste comandó contra sus camaradas islamistas.
El presidente del gobierno transitorio es Mustafá Abdul Jalil, quien fue hasta febrero el ministro de justicia de Gadafi, quien avaló a dicha dictadura y fue co-responsable de proscribir el idioma de los bereberes (la principal minoría étnica no árabe de Libia).
La forma en la cual Younis fue muerto y en la cual Jalil arbitrariamente echó a todo su gabinete el 8 de agosto muestra las enormes tensiones internas y la forma nada democrática en la cual se basa este gobierno supuestamente dependiente de un Consejo Nacional de Transición con representantes de distintas regiones ‘liberadas’.
Los dos principales países árabes que enviaron fondos, armas, aviones y presumiblemente soldados para apoyar a los rebeldes son Qatar y Emiratos Unidos, dos petro-monarquías autoritarias que han despachado tropas para sofocar el movimiento democratico de Bahréin, cuyo reino tiránico acaba de reconocer al Consejo transitorio como el nuevo gobierno libio.   
Por otra parte, mientras en Túnez y Egipto las dictaduras cayeron en manos de levantamientos populares, en Libia la única razón por la cual los insurgentes no han sido derrotados y han avanzado es por haber recibido armas, dinero, entrenadores y apoyo de bombas de parte de la OTAN, la misma que, a cambio, querrá mejores contratos para sus petroleras.


El asesinado general Younis ex-segundo de Gadafi y ex-comandante de los FFAA rebeldes

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La bolsa contra Gadafi es una bolsa de gatos

Lo único que une a los rebeldes es su odio contra Gadafi.  Por el momento el comando del Consejo Transitorio son oficiales que estuvieron con el tirano hasta febrero y que no querrán una mayor investigación de sus crímenes. También en la coalición está un popular abogado pro-derechos humanos en Bengazi (Abdul Hafiz Ghoga) y otros movimientos que intentaron deponer a Gadafi en los noventas (ya sea bajo financiamiento de la CIA o ligados a Al Qaeda o a la Hermandad Musulmana).
Hay una amplia gama de disputas entre regiones y tribus que están con la oposición. Si bien formalmente todos hablan de hacer que Trípoli vuelva a ser la capital, Bengazi, la capital histórica de Cirenaica (la región costera del este libio que hasta los años 1930s era considerada una provincia aparte de Tripolitana) tiene sus propias ambiciones e incubará resistencias a abandonar ser el centro del nuevo gobierno, tal como lo ha venido siendo desde Febrero.
Las tribus de Tripolitana muestran un resentimiento contra las del centro y oeste que apoyaron a Gadafi. De estos sectores es donde salieron miles de guerreros santos que fueron a pelear en Afganistán y otros países por la causa de la Al Qaeda ya sea de la que primero se unió a los EEUU contra Moscú o luego de la que se disparó contra sus creadores estadounidenses.  Allí se incubó el Grupo de Combate Islámico Libio (ligado a Bin Laden) de cuyas entrañas, o las del Comando fundamentalista 17 de Febrero, parece haber salido el asesino del general Younis.
A pesar de que la región que va entre Bengazi y Marsa al Berga (donde desemboca un oleoducto en el Mediterráneo) han sido unos pilares poco duchos en capacidades militares, las fuerzas basadas allí querrán retener el mando del nuevo gobierno.
La junta de Misurata, la tercera ciudad libia en el medio del país, que se bregó librando la más fiera insurgencia urbana contra Gadafi, que ha participado en la toma de Trípoli y que ha buscado una autonomía ante Bengazi, querrá que se le reconozca su rol.
También están los grupos locales de las montañas de Nafusa (muchos de ellos bereberes que pueden guardar muchos reparos ante Jalil y otros ex ministros de Gadafi quienes ilegalizaron su milenaria lengua), cuyos combatientes fueron claves en iniciar la ofensiva sobre Zawiya y Libia (ciudades que, a su vez, han producido sus propios grupos locales).


Si cae Gadafi suben las pugnas

Además de esas pugnas, va a darse una entre las direcciones a darse ante la revolución post-Gadafi.
Francia (que ha sido uno de los puntales de los bombardeos, cosa que no pasó en Irak), Reino Unido, Italia y EEUU buscarán que el nuevo gobierno amplíe el radio de sus inversiones e incluso puede que, tal como pasó en Bagdad, genere una pugna por los nuevos contratos de reconstrucción o explotación petrolera.
Por un lado los dirigentes del gobierno transitorio tratarán de aplicar las recetas constitucionales o monetarias que les demandan las potencias occidentales que piden mucho a cambio de sus inversiones en medio año de asiduos bombardeos y  provisión de dinero, armas y entrenadores.
Por otra parte, entre los sectores liberales habrá una disputa sobre hasta cuánto se debe pedir cuentas a la anterior administración teniendo en cuenta que los ex ministros de Gadafi que ahora lideran el movimiento anti Gadafi querrán recortar investigaciones y buscar reincorporar a su nueva administración a antiguos cuadros gadafistas.
También habrá una tensión de sectores clericales y pro-Hermandad Musulmana que buscarán una revisión de las concesiones hechas a las mujeres y un retorno a un mayor conservadurismo social.
Por último está la actitud de varios sectores populares que querrán que la caída de Gadafi  paso a una revolución social y a una política exterior anti-occidental.
Dentro de quienes luchan contra Gadafi también se encuentran muchos partidarios del Hamas palestino, el Hisbola libanés o Irán quienes no le perdonan al tirano haber expulsado de Libia a 30,000 palestinos o haber asesinado lideres chiítas, así como izquierdistas y marxistas para quienes Gadafi fue un déspota que tuvo muy buenas migas con Berlusconi y varias petroleras y que reprimió a los socialistas.


Mapa de Libia. Zonas bajo control de Gadafi en verde, de los rebeldes en pardo y en disputa en azul


Perspectivas de la OTAN

En relación a la guerra de Irak, la OTAN ha sacado varias lecciones. No ha atacado sin un mandato de la ONU por lo que ésta tiene un aval legal diplomático. Ha conseguido el apoyo de Francia (que en el 2003 no quiso atacar a su ex aliado Hussein pero que hoy, con Sarkozy de presidente, se ha esforzado en ser la principal auspiciadora de los bombardeos que abrieron la ruta a Trípoli). No ha empleado abiertamente tropas en suelo libio (evitando así un pretexto para la resistencia del régimen y para que en sus propios países haya gente que pida el retorno de sus soldados). Ha evitado que haya grandes marchas populares contra la guerra. Las protestas que ha habido en Londres son de dos tipos (sindicales contra los recortes y con disturbios anti-policiales) pero el rechazo a los bombardeos en Libia ni siquiera ha sido muy fuerte dentro de los 2 a 3 millones de mahometanos británicos.
Según el Daily Telegraph del martes 23, la operación sobre Trípoli ha sido muy bien coordinada y preparada desde hace 6 semanas con bombardeos destinados a minar la posibilidad de resistencia del régimen.
Sin embargo, de acuerdo a The Economist, el ingreso rebelde a la capital puede haber sido precipitado y sin haberse dado bajo un previo cerco creciente y ensamblaje de tropas.
Un problema que quiere evitar la OTAN es que se cree un vacío de poder incontrolable  que genere una serie de grupos armados, huelgas sindicales, colgamientos de gadafistas, saqueos u ocupaciones laborales de predios o empresas u otro tipo de movimientos que desborden sus intentos de hacer que el nuevo gobierno basado en Bengazi monopolice las armas, el poder y la transición.
Uno de los objetivos que quisieran es ver el momento de traspasar la capital del gobierno provisional desde Bengazi a Trípoli para dar paso a elecciones en 8 meses. Esto último es algo difícil para un país que carece de partidos y que nunca ha tenido una democracia multipartidaria.
La manera en la que la OTAN ha bombardeado Libia tiene, además, como objetivo prevenir que se den otros levantamientos populares como los de Túnez, Egipto o Yemen  y que la ‘primavera árabe’ pueda ser controlada.
Al mismo tiempo que ésta inició los ataques sobre Gadafi, sus aliados en el Consejo del Golfo Pérsico invadieron el pequeño Bahréin para sofocar un levantamiento interno pro-democracia.
El régimen más autocrático que hay en el mundo islámico es el de la familia real saudita (la única que le ha puesto su propio nombre al país que gobierna), aliado clave de EEUU en la región y en el negocio petrolero.
Los EEUU deben buscar que los levantamientos populares árabes no depongan a sus grandes aliados de las 6 petro-monarquías del golfo, y que éstos lleguen a un compromiso con dichos reinos.
La manera en la cual la OTAN maneje la transición en Libia será crucial. Mientras los gadafistas querrán, en caso de perder, hacer una resistencia como en Somalia, Irak o Afganistán, los sectores ligados a Hamas-Hermandad Musulmana o a Irán-Hizbolá presionarán para que se cree una dirección más hostil a EEUU e Israel  que la que tenía Gadafi y las izquierdas buscarán una revolución social que llegue a atraer al gran descontento que hay hoy dentro de los propios hebreos de Israel y de los trabajadores en Europa.    
Una buena forma en la cual la OTAN pueda organizar una transición en Libia sin que se produzcan muchas matanzas y previendo una nueva guerra civil (ya sea con una guerrilla gadafista o entre los despojos de la alianza rebelde) les ayudará en su tarea de liberalizar Siria y también en poder buscar hacer retroceder al ALBA en América Latina.


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LÍBIA - Kadafi na lona?
Seg, 22 de Agosto de 2011 20:15
Isaac Bigio*/Especial para BR Press

(Londres, BR Press) - Os aliados da Otan capturaram vários lugares estratégicos da capital líbia. Enquanto Obama e Cameron afirmam que já se iniciou o desmoronamento de Kadafi, ele se mantém desafiante e o governo nacional transitório permanece em Bengazi, esperando melhores condições para transferir-se para Trípoli.
A atual situação líbia contrasta tanto com os dois países que a circundam (Tunísia e Egito, onde suas ditaduras caíram após massivos levantamentos populares) como com as duas últimas repúblicas muçulmanas que os EUA e seus aliados bombardearam até depor seus regimes (Afeganistão, em 2001, e Iraque, em 2003).
Diferentemente dos levantamentos massivos espontâneos e relativamente pacíficos que derrubaram os ditadores da Tunísia e do Egito, na Líbia (país que está no meio de ambas nações árabes do nordeste africano), a Otan não tentou chegar a um acordo com a debilitada ditadura que foi sua tradicional aliada, mas foi a força motriz que armou e financiou o levantamento. E Kadafi foi capaz de manter apoio em vários setores populares e militares.
Bastidores
Ao contrário de Kabul e Bagdá, onde os EUA e seus aliados derrubaram seus governos mediante tropas de ocupação que as seguem controlando, na Líbia a Otan tomou o cuidado de não aparecer como "ocupante" ou de haver enviado suas tropas. Sua estratégia baseia-se em dominar o espaço aéreo, de onde vem bombardeando os que apóiam Kadafi (tratando, inclusive, de produzir um genocídio), e de enviar armas, dinheiro e treinamento pra desenvolver uma força armada local, que possa utilizar como seu "peão".
Um dia antes do rápido avanço deste último domingo (21/08), a Stratfor, principal agência de análise política global e militar dos EUA, admitia ser muito difícil uma queda rápida do regime devido ao fato de que as tropas "rebeldes" que avançavam sobre Trípoli eram poucas, muito inexperientes e desconectadas do eixo do território que controlam na parte oriental do país. Além do mais, careciam de treinamento para travar uma prolongada luta na capital, contra os pró-Kadafi.
Inferno
Já as tropas de Kadafi estão bem armadas e treinadas, e sua resistência, em Trípoli, pode transformar a capital em um inferno, tal como alertou Kadafi em um de seus últimos pronunciamentos pelo rádio.
Uma cartada importante que devem estar jogando os aliados é a de querer provocar uma sublevação civil anti-Kadafi, na capital. Isto dividiria a resistência do governo, criando deserções e provocando o colapso do regime.
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Daí que agora o objetivo das potências ocidentais não seja tanto o de derrotar Kadafi, por meio de bombardeios militares, mas mediante bombardeios de notícias que tendam a desmoralizar seus seguidores e a produzir um levantamento espontâneo na capital.
Na tarde desta segunda-feira (22/09), a rádio estatal que transmitia os discursos, segundo agências internacionais e a Globo News, parecia ter caído em poder dos rebeldes, bem como o aeroporto internacional de Trípoli.
Portanto, é explicável porque os ex-ministros de Kadafi, que lideram o governo paralelo em Bengazi, pedem tanto aos insurgentes, em Trípoli, que não se "vinguem": é para evitar que estes se exaltem e lhes peçam para prestar contas de sua anterior e extensa participação no regime.
(*) Isaac Bigio vive em Londres e é pós-graduado em História e PolíticaEconômica, Ensino Político e Administração Pública na América Latinapela London School of Economics. É um dos analistas políticoslatino-americanos mais publicados do mundo. Tradução de AngélicaCampos/BR Press



Incertezas na Líbia:
Kadafi ainda resiste?
Um dia antes desse avanço dos rebeldes, diversos meios de comunicações
 influentes no ocidente alertavam contra a possibilidade de um excessivo otimismo.

Por Isaac Bigio*
ESPECIAL, de Londres
Tradução: Pepe Chaves
22/08/2011
Kadafi ladeado por seus dois vizinhos recentemente depostos,
os ex-ditadores Ben Alí (Tunísia) e Osni Mubarak (Egito).
Terá ele o mesmo destino?

Na noite do domingo, 21/08, à segunda-feira, 22/08, a oposição líbia avançou até a capital Trípoli, onde teria tomado à praça verde, local em que o líder costumava congregar multidões para apoiar o seu regime. A rede Al Jazeera afirma que a vitória dos ‘rebeldes’ está proclamada, o que tanto anseia o Qatar (país sede dessa emissora árabe), enquanto o presidente dos EUA, Barack Obama e o primeiro ministro britânico James Cameron declaram o fim da era de Muammar Kadafi.

Isso significa que Kadafi vai cair? O que ocorrerá se Kadafi cair? Há alguma possibilidade para Kadafi se recuperar ou se manter desafiante?

É preciso cautela

No entanto, essas informações devem ser interpretadas com cuidado. A BBC afirma que Kadafi ainda não foi deposto, pois detém tropas com 65 mil homens em Trípoli e em quase metade da Líbia. As imagens de grandes celebrações mostrando multidões nas ruas soltando fogos de artifícios foram veiculadas pela BBC e a Al Jazeera, mas não foram transmitidas de Trípoli, e sim das cidades do leste líbio, onde se localizam as bases antikadafistas.

No dia anterior ao avanço dos rebeldes, diversos meios de comunicações influentes no ocidente alertavam contra a possibilidade de um excessivo otimismo. A Stratfor, principal agência de análises políticas e militares dos EUA, vê como “muito difícil” uma queda rápida do regime.

Isso ocorre, porque as tropas rebeldes que avançavam sobre Trípoli são compostas por poucos milhares de homens, muito inexperientes e desligados do eixo territorial que controla o oriente do país. Além disso, essas forças carecem de moral e treinamentos para manter uma prolongada luta de porta a porta contra os kadafistas da capital.

Para a Stratfor, as forças de Kadafi se mostram mais disciplinadas e contam com mais apoio do que inicialmente era esperado; ao contrário dos rebeldes se têm apresentado o oposto. Esta agência acredita que os bombardeios da OTAN desempenham um papel fundamental para minar Kadafi, mas tal poder de ação sobre a capital - cujo colar metropolitano abriga entre um e dois milhões dos 6,5 milhões de líbios - seria limitado. A menos que desejem produzir muitas baixas civis, causando danos à reputação da OTAN e às suas justificativas contra Kadafi.

Apesar de as reportagens mostrarem pessoas celebrando em Trípoli pela suposta queda de Kadafi, a agência Stratfor propõe cautela, pois enquanto as tropas de Kadafi mantiverem a sua lealdade, o regime não será destronado, além da dificuldade de os rebeldes tomarem a capital.

As tropas de Kadafi estão bem armadas e treinadas. Se decidirem resistir será difícil derrotá-las plenamente, o que poderá transformar Trípoli num inferno. Uma das últimas declarações via rádio de Kadafi (que não quer aparecer em vídeo) sugere que a capital está sob a ameaça de ser destruída - não por ele, mas pelos adversários que tentam derrubá-lo. Alguns analistas compararam a resistência que ele possa liderar com a que tiveram os alemães em Berlim e noutras cidades durante a Segunda Guerra Mundial, onde foi revistada casa por casa.

Tim Marshall, comentarista da Sky, sugere que à OTAN poderia não convir uma queda rápida de Kadafi, a fim de não gerar um vazio político, como o que se deu em 2003, na cidade de Bagdá. Quando ocorreu a queda de Sadan Hussein, numerosos grupos locais adquiriram muito poder e realizaram saques, mas também, fortaleceram as milícias islâmicas que, posteriormente, libertaram zonas da capital e se chocaram com tropas anglo-americanas de ocupação.

Avanço sobre Trípoli

Para se evitar um maior derramamento de sangue, existe a possibilidade de conceder a Kadafi e seus seguidores uma proposta para rendição em troca de imunidade ou proteção contra represálias, o que não parece ser uma real possibilidade.

No último domingo, ao meio-dia, o porta-voz do governo, Moussa Ibrahim, prestou conferência de imprensa em inglês, afirmando que já foram mortas 1300 pessoas e 5000 estão feridas em Trípoli e que este número pode se agigantar a níveis inimagináveis. Segundo ele, os adversários de Kadafi carecem de um projeto próprio e se compõem de alas unidas pelo ódio contra o regime. Mantêm acesos os seus desejos de vingança às tribos e povos apoiadores da revolução. E, os rebeldes somente puderam avançar, graças aos bombardeios da OTAN, cujo objetivo não é proteger civis, mas destruir totalmente o regime nacionalista.

Ibrahim propõe um imediato cessar fogo e o início de um diálogo para encerramento do regime, além de um exílio a Kadafi, acompanhado de determinadas concessões e garantias.

George Friedman, diretor da Stratfor, acredita que a corte para crimes internacionais deverá propor a Kadafi, a mesma sorte de Milosevic e outros julgados apressadamente em Haia. Tal decisão não permite oferecer uma saída negociada, o que vem incentivar aos que estão no poder, ali permanecerem, ainda que muitos cadáveres sigam se amontoando.

Uma estratégia importante que deve estar em curso pelos aliados é a de provocar um levantamento civil antikadafi na capital. Isto dividiria a resistência governista, criando deserções e provocando o colapso do regime.

Pois, agora, o eixo das potências ocidentais não deverá derrotar Kadafi com bombardeios militares, mas com bombardeios de notícias que tendem desmoralizar os seus seguidores e a produzir um levante espontâneo na capital.

Franco Frattini, chanceler italiano, assegura que Kadafi controla menos de 15% de Trípoli, que teria ruído com pouca resistência do regime. Não obstante, um repórter da BBC o contradiz, ao indicar que há muitos franco-atiradores e atacantes escondidos na capital, buscando armar suas emboscadas. A resistência em uma grande urbe pode ser uma forma de minar os adversários, que já não podem ter a mesma cobertura aérea (para não arriscar vidas civis) e seguir desmoralizando-os num terreno adverso.

Região central de Trípoli, onde ocorrem os atritos entre forças do regime e insurgentes.

Particularidades da Líbia

A atual situação líbia contrasta muito com os dois países que a divisam, Tunísia e Egito, onde suas ditaduras caíram recentemente, após levantes populares. Igualmente, ocorreu às duas últimas repúblicas muçulmanas que os EUA e seus aliados bombardearam, até depor os seus regimes, o Afeganistão, em 2001, e o Iraque, em 2003.

Ao contrário dos levantes de massa espontâneos e relativamente pacíficos que derrubaram ditadores na Tunísia e Egito, na Líbia - localizada entre essas duas nações árabes do nordeste africano - a OTAN não procurou um acordo com a debilitada ditadura. Se antes essa ditadura era sua tradicional aliada, agora a OTAN se tornou a força motriz para armar e financiar o levante antikadafista.

Diferentemente de seus vizinhos depostos, Ben Alí e Osni Mubarak, Muammar Kadafi tem sido capaz de manter apoio em vários setores populares, particularmente, nas regiões oeste e central da Líbia.

Diferente do ocorrido em Kabul e Bagdá, onde os EUA e seus aliados derrotaram governos em ações das tropas de ocupação, capturando e controlando, na Líbia, a OTAN não quer aparecer agora como um ‘ocupante’ ou responsável por destinar suas tropas àquele país. Sua estratégia teve base na dominação aérea, a partir de bombardeios contra os kadafistas (inclusive, promovendo um magnicídio) e no envio de armas, dinheiro e instrutores para desenvolver uma força armada local, utilizada como um peão no seu tabuleiro.

Mustafá Abdul Jalil, ex-ministro da Justiça de Kadafi
e atual presidente interino da Líbia, pela CNT.

O heterogêneo antikadafismo líbio

Contudo, o grande problema do conglomerado de forças que se uniu à OTAN para derrubar Kadafi é a sua evidente composição heterogênea.

E não há nada de novo nisso. Basta ver que o atual mandatário afegão foi um aliado talibã e que vários de seus ministros foram sanguinários criminosos de guerra e durante o conflito se massacraram mutuamente. Entretanto, no Afeganistão, todo esse arco heterogêneo está sob a supervisão direta dos EUA, que ocupam aquela nação.

Na Líbia, os aliados buscam controlar a situação sem lançar suas tropas em campo.

O Conselho Nacional de Transição (CNT) é o governo provisório líbio, o qual a maioria dos países europeus e americanos reconhece. Seus principais componentes são ex-ministros de Kadafi, que deixaram seu governo em fevereiro de 2011. Todos têm as mãos manchadas pelos mesmos crimes que agora eles atribuem ao seu ex-líder.

Este Conselho está presidido por Mustafá Abdul Jalil, ex-ministro da Justiça de Kadafi desde o dia 10 de janeiro de 2007, até 27 de fevereiro de 2011; o seu premiê é Mahmoud Jibril, ex-chefe da Junta Nacional de Desenvolvimento Econômico de Kadafi no mesmo período.

O comandante das forças armadas desse Conselho era o ex-general Abdul Fatah Yunis, que trabalhou como ministro do interior de Kadafi até fevereiro de 2011; era o seu homem número dois. Contudo, ele foi assassinado em 28 de julho passado.

Tal fato produziu a remoção da cúpula dos ministros do Conselho, o que evidencia a pouca homogeneidade, consistência e democracia desse organismo. Enquanto o CNT oficialmente acusava Kadafi de ter assassinado Yunis, Trípoli afirmava que ele foi executado por uma ala do próprio conselho.

Aliás, os diferentes grupos islamistas que conformam diversos destacamentos armados antiKadafi não perdoam Younis e outros ex-servidores públicos de Kadafi, pelos massacres durante o período em que estiveram no poder em Trípoli.

Estes últimos mantêm uma agenda aberta que cumpre a lei do Alcorão (Sharia), que funciona também como o código de justiça teocrático da nova Líbia. Mohammed Busidra deseja tomar a presidência e se livrar dos ex-kadafistas. Busidra é o líder de uma coalizão de forças islamitas que abrangem, desde os ‘Irmãos Muçulmanos’ líbios (unidos ao partido de mesmo nome no Egito e que lutou contra Mubarak e o Hamas palestino), até o comando 17 de Fevereiro, dos irmãos A o-Sallabi. O Grupo de Combate Islâmico Líbia (antiga ala da Al Qaeda) também integra a coalizão armada contra Kadafi.

O vice-presidente do CNT, Abdul Hafiz Ghoga, é um advogado de direitos humanos que representa outro setor mais interessado na democracia política e se difere de ex-ministros do regime e dos islamitas.

Kadafi e presidente venezuelano Hugo Chávez,
que se opõe aos bombardeios da OTAN à Líbia.

Possíveis palcos para Kadafi

Enquanto a Al Jazeera informa que está em curso uma série de tratados visando um lugar onde Kadafi poderia se exilar (como Angola ou Zimbábue), a Venezuela condena as ações da OTAN e esta condena a resistência de Kadafi. Portanto, o palco pode mudar rápida, drástica ou imprevisivelmente, de acordo com muitos fatores.

Não se descarta uma prolongada resistência de Kadafi ou que ele volte a retomar a iniciativa (como antes ocorreu durante este conflito) ou ainda, o surgimento de guerrilhas urbanas ou rurais que reivindiquem a revolução verde de 1967.

Encontrar Kadafi, seja simplesmente para capturá-lo ou obrigá-lo a se refugiar, se torna uma medida fundamental.

Entretanto, não se pode saber o que se passará na Líbia, caso Kadafi caia. A OTAN buscará impor um governo com características liberais, que abra às portas a um sistema multipartidário e uma economia aberta, fazendo o Estado se retirar da exploração petrolífera e ser substituído por uma série de consórcios estrangeiros. Assim, se fará inevitável uma luta pelo poder entre a heterogênea oposição e as tribos que estão à sua volta.

Igualmente ao ocorrido no Iraque, surgiram diversas milícias sob uma mesma agenda islâmica, ainda que, possivelmente, não sejam tão unidos ao Irã xiita como aos Irmãos Muçulmanos do Egito e o Hamas palestino - que recentemente rompeu uma trégua de dois anos e voltou a atacar Israel.

A tese de que este será um novo movimento democratizante na região é discutível. Em parte, a derrubada de Kadafi não é bem um produto de um levante interno, mas de uma intervenção militar de todas as potências ocidentais. Por outro lado, as características democráticas dos principais líderes do CNT são nulas, pois, até o início desse ano eram ministros da mesma ‘tirania’ que hoje buscam depor. Ademais, grande parte dos países árabes que apoia o CNT são petromonarquias autocráticas, enquanto a bandeira e o hino nacionais que emprega o CNT são os da monarquia autocrática de Idris, influente rei da Líbia de 1951 a 1967. Enquanto a atual bandeira nacional líbia traz somente a  cor verde e carece de motivos religiosos, a dos insurgentes traz o símbolo da família real, com a estrela e a meia lua muçulmanas.

Uma Líbia pós-Kadafi se converterá em um novo campo de batalha, entre os que desejam uma economia o mais aberta possível ao investimento estrangeiro e os que desejam manter várias das altas formas de intervenção estatal sobre o mercado e o petróleo, o que no passado gerou um sistema de benefícios populares e clientelismos; entre quem peça uma maior abertura democrática e os antigos servidores públicos alheios a tudo isso ou os partidários de uma república islâmica; entre quem queira conservar e estender os direitos da mulher (a Líbia é o país muçulmano onde há mais leis favoráveis à independência feminina) e quem quer restituir o véu ou a lei do alcorão; e entre quem proponha uma economia e democracia liberais, dentro do modelo europeu e os sindicalistas que apontam à uma agenda mais social.

Kadafi ainda não se deu por vencido.

Repercussões internacionais

O que se passa na Líbia definirá a evolução dessa onda de levantes populares dentro dos países árabes e o que poderá ocorrer também em Israel.

Ao contrário do que se passou com o Iraque, cuja invasão produziu protestos em massa (incluindo marchas que somaram mais de 10 milhões de pessoas em diversas cidades da Europa e dos EUA), os bombardeios na Líbia não promoveram considerável onda de rejeição no ocidente. Em parte, isso explica porque não foram enviadas tropas e porque se mantém um discurso de apoio a uma insurgência democrática local, que não passou por cima da ONU e, sobretudo, quem dirige estas incursões é o primeiro presidente negro dos EUA, cuja agenda antikadafi é assegurada pela Internacional Socialista.

De certa maneira, também haverá repercussões na América Latina, onde os oito países do bloco da ALVA questionam a intervenção da OTAN – inclusive, Venezuela e Nicarágua têm mostrado preferências por Kadafi -, tendo a Síria como membro observador desse bloco bolivariano.

O que ocorre na Líbia pode advertir como os EUA devem se comportar, doravante, contra regimes contestadores e detentores de muito petróleo.

A tudo isso uma nova lição deve ser somada. O castigo a Kadafi deverá indicar um "cartão amarelo" para diversos governos críticos aos EUA pelo mundo afora como o Irã, no sentido de que não continuem se armando.

No entanto, há algo que esses regimes como o do Irã e da Coréia do Norte podem estar avaliando nesse momento. Como o fato de os dois últimos países que foram bombardeados são justamente aqueles que, voluntariamente, desmantelaram suas armas de destruição em massa e, em vez de receberem um bom tratamento por isso, foram ‘recompensados’ com intervenção estrangeira em massa; então motivada por saber que não haveria muitas armas letais a lhe fazer frente.

* Isaac Bigio é professor e analista internacional em Londres.
- Leia outros artigos de Isaac Bigio em português: www.viafanzine.jor.br/bigio.htm.

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